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lunes, 13 de febrero de 2017

Refugiados: la degradación moral de la sociedad española y catalana.

Simon Leys, a través de la lectura de Mentiras verdaderas, recogido en el maravilloso librito publicado por Acantilado y que lleva por título La felicidad de los pececillos me ha recomendado la lectura de un libro de Sebastian Haffner (seudónimo de Raimund Pretzel) titulado Historia de un alemán, publicado de manera póstuma por su hijo el año 2000.

¿Por qué?

Os voy a reproducir un párrafo y quiero que lo leáis con ojos del 2017, del siglo XXI y con la crisis de las personas refugiadas en la puerta de nuestras casas:



«... igual que todos sus compatriotas, había presenciado la subida al poder de Hitler (1). No disponía en absoluto de una información exclusiva; simplemente, como cualquier intelectual, leía la prensa y discutía de la actualidad política con sus amigos y colegas. Sintió con toda claridad que, como el resto del país, se había metido insensiblemente en un pantano emponzoñado. Para asegurarse una existencia aceptablemente cómoda y sin problemas, cada ciudadano se veía llevado constantemente a consentir pequeños compromisos, lo que no era ni muy difícil ni particularmente dramático; todo el mundo, en diverso grado, estaba implicado en ese mismo proceso. Pero la suma total de esas pequeñas claudicaciones banales y cotidianas suponía una erosión progresiva de la integridad de cada individuo. Haffner mismo no se vio nunca expuesto a una situación extrema, no se vio nunca enfrentado de forma directa con ninguna atrocidad, no fue nunca personalmente testigo de ningún acontecimiento violento o criminal. Sólo que se sentía envuelto por la omnipresente y universal degradación moral de toda la sociedad....
... Su colección de recuerdos... plantea una pregunta aterradora: todo lo que Haffner sabía en esa época, los millones de compatriotas suyos lo sabían también. ¿Por qué no hubo más que un solo Haffner? »

(1) llegada de las personas refugiadas a su país.

Haffner se exilió a Gran Bretaña en 1938.

Nadie se degrada de la noche a la mañana, es un proceso en el que se va avanzando paso a paso, sutilmente pero con firmeza hasta llegar al fondo del pozo de la degradación moral. 
Mi pregunta es, si tanta gente va a las manifestaciones en apoyo a las personas refugiadas, regala comida, mantas, ... ¿Por qué se sigue votando mayoritariamente a los partidos que nos llevan a la sima más profunda de la degradación moral? 
La clave y la solución solo está en ti. 
No aceptes ese pequeño compromiso, esa claudicación banal y cotidiana que te lleva y hace corresponsable de la degradación moral en la que vivimos.



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